Aunque ella se presenta muy bien solita, déjenme contarles mi experiencia con Natacha Hugon.
La primera vez que la vi fue en Canal Encuentro en la TV, junto al Arq. Rodolfo Rotondaro en los ciclos que daban de clases de Bioconstruccion, donde nos transmitían esas sanas prácticas de construir con Tierra.
Enérgica, clara, directa, inquieta, así es Natacha.
En el 2019, se me cruzó la idea de traerla a Rada Tilly a dar un taller de Murales de Tierra, en los cuales arte y técnica se amalgaman poderosamente.
Así con la necesidad de profundizar en las terminaciones de revoques finos de los muros de tierra, uno de los puntos más sensibles de la bioconstruccion, emprendimos la aventura (ya que esa piel final será la protección de las paredes).
La tierra con toda su nobleza nos brinda el confort a nuestros espacios, es vital reconocer sus ventajas y limitaciones para aplicarlas en la construcción, nos dice Natacha.
Si esos revoques van al exterior a la intemperie o en el interior en espacios húmedos, llevarán aditivos naturales que los harán resistentes a la abrasión del agua y en donde no estén expuestos al agua, llevarán otros aditivos que le darán otras propiedades.
No sellarle los poros es importante ya que estos muros se consideran vivos, que respiran; interactuando con el ambiente, tomando la humedad cuando está saturada y devolviéndola cuando está muy seco.
Así la Técnica y el Arte tuvieron su romance en febrero del 2020 en Rada Tilly, donde nos congregamos más de 20 personas de la zona y del Valle. Apretaditas en un muro de 2,50 metros de altura por 7 metros de largo, unos estirándose en lo alto, otros arrodillados abajo. Cada cm2 fue revocado, dibujado, pintado, tallado, esgrafiado, incrustado y decapado.
Un Taller pre pandemia, a un mes del encierro obligatorio, fue casi una despedida hasta la actualidad, de esas reuniones presenciales; donde siempre están presentes la música, la comida, el mate, la respiración, el sudor, el abrazo, la charla, el descanso al sol.
Fueron, creo, que 5 o 6 días entre su llegada, la previa, el reconocimiento de suelos del lugar, las pruebitas, la charla a la comunidad (rayando lo subversivo) la magia del mural aflorando y la despedida.
Como dije una Natacha enérgica y movilizante.
Acá quedo el mural: cuando lo veo me sumerjo y puedo sentir las 40 manos que lo tocaron y lo dieron a luz, puedo escuchar el bullicio de risas, de preguntas, de respuestas, la música, las charlas intimas de dos vecinas creando la ballena, de un solitario esgrafiando el águila, de un par tallando algas, de otra dándole movimiento a un cardumen de peces, alguna bruñendo el cerro, varias dándole la impronta personal a cada tortuga que se metamorfosea hasta la luna creciente que brilla alto, compañera de estrellas.
Así Natacha con su fuego, nos encendió ese amor por la Tierra, los pigmentos naturales, el dibujo y el tallado.
¡Estén atentos que se viene el taller 2022!!!
Los dejo ahora con Natacha Hugon en primera persona.
“LA TIERRA, DEL MATERIAL CONSTRUCTIVO AL MATERIAL EXPRESIVO”
Los Talleres de Murales de Revoques de Tierra
Buenos Aires (Bs As.), Argentina. Agosto/2021
NATACHA HUGÓN
Quisiera presentarme con ustedes y compartir parte de mi experiencia, recogida en todos estos 14 años recorridos y la alegría que me brinda aun hoy mi trabajo con este material tan noble como es LA TIERRA, como trabajadora, especialista en revoques y pinturas de tierra, constructora, investigadora, probadora, ensayadora, divulgadora, sensibilizadora, instructora, formadora, transferidora, capacitadora, “in situ” y/o “on-line” todoterreno, asesora, conferencista y tallerista itinerante, charladora docente de la Facultad de Arquitectura de la UBA, directora del Centro Cidart.
El recorrido personal y laboral ha sido una gran mezcla de experiencias vitales aplicando capa sobre capa, yendo capa por capa, yuxtaponiendo capa a capa (como en los murales que realizo) lecciones a mi propio ritmo y tiempo.
Esas experiencias me fueron guiando y llevando para poder moldear en mi presente una conjunción de las tres actividades que mas disfruto realizar: muralear – enseñar – viajar .
“MURALEAR” es decir realizar murales con la particularidad de trabajar en ellos no con materiales convencionales sino con una mezcla para “revoques de tierra” un material, reciclable, sano, asequible, biodegradable, económico, agradable al tacto y colorido.
Sumando esta actividad a mi otra gran pasión que es “ENSEÑAR” , comunicando e intercambiando saberes, conocimientos, ideas, experiencias, habilidades y hábitos a otras personas mediante actividades de talleres que me permiten demostrar de forma práctica, cómo se realizan los murales, cómo se prepara el material , qué características tiene. Estos cursos-talleres de realización de murales con revoques de tierra me brindan ademas la posibilidad de “VIAJAR”, no solo por nuestro hermoso país sino también en el exterior, y con viajar no solo me refiero a moverme de un lado a otro sino tooooooodo lo que implica viajar, como conocer lugares y personas nuevas, culturas y costumbres, olores y sabores diferentes, darnos cuenta que no todos somos iguales y valorar las diferencias, hacer amigues entrañables en el camino. Y también de paso recolectar tierras de colores para mi colección.
La creciente necesidad de vivienda, sumado a la necesidad de manejarse bajo los criterios de sostenibilidad y sustentabilidad que muchas personas han entendido como un nuevo paradigma, dieron como resultado, en la última década, un auge en la generación de arquitecturas contemporáneas que utilizan la tierra como material constructivo, por ser sano, reutilizable, con muy bajo impacto ambiental y dejando una mínima huella de carbono.
Estas formas constructivas no son nuevas, de hecho son ancestrales, pero en los últimos 2 siglos habían sido desplazadas por prácticas constructivas que utilizan el cemento, material que tiene un ciclo de vida altamente contaminante para nuestro planeta.
Mucho del conocimiento popular, adquirido durante siglos, sobre el uso de la tierra como material constructivo se ha ido perdiendo, es por ello que se ha vuelto indispensable para arquitectos, constructores y autoconstructores, capacitarse en el uso del propio material “tierra” y de sus técnicas constructivas.
Esta necesidad, que se plantea no solo en nuestro país, me dio la posibilidad de compartir todo lo aprendido mediante la realización de cursos y talleres de capacitación, organizados generalmente por personas o instituciones que desean capacitarse y tener un mural con esta técnica, y que como un plus, además, abren sus espacios para que otras personas interesadas accedan a ese conocimiento.
En un principio las capacitaciones que brindaba eran solo para aprender a revocar, pero que luego, uniendo mis conocimientos adquiridos en el profesorado de artes visuales con los de construcción con tierra, nacieron los talleres de MURALES CON REVOQUES DE TIERRA , que si bien en cuanto a contenido teórico son iguales, la práctica resulta ser mucho más lúdica y creativa.
En los talleres descubrimos que cada tierra es diferente y no existen recetas universales. El uso de la tierra requiere de todo un proceso productivo y de transformación previo a su utilización como material de construcción, así como de una serie de contenidos que es necesarios conocer.
Llegados a este punto, lo que toca pensar es “con qué tierra conviene hacer la mezcla para el mural”, aprender a caracterizarla y analizarla para después elegir entre las diferentes tierras disponibles; ensayarlas sensorialmente, hacer la selección más idónea, hilar fino, ser conscientes de que son muchas las variables a conocer y considerar antes de poder trasladar esa tierra del suelo a la pared. Todo forma parte de las actividades y conocimientos técnicos que se van adquiriendo.
La motivación inicial que mueve a la gente a acercarse hasta los talleres, a capacitarse en busca de formación, de conocimiento, las expectativas depositadas en ello, con la emoción a flor de piel, exige por parte los organizadores y de mi parte, aprender a re-equilibrar, valorar y sopesar bien los pasos a dar para la realización del taller , asi mismo hay que adecuar los espacios reales de trabajo a les participantes, sumando a esto la puesta en práctica de los principios de la prevención y la prudencia. Trabajamos, por lo general, con murales apaisados predominando la dimensión horizontal, evitando así los riesgos derivados y añadidos del trabajo en altura, sobre andamios o similar, no por falta de tablas, sino por el hecho de permitir a quienes participan de la actividad, centrar su atención y esfuerzo exclusivamente en la realización del mural, focalizarse en el mural en sí, haciendo, dejando volar su creatividad.
Porque, como en la vida misma , en los talleres no todo es tangible… por eso no es sencillo explicar lo profundo que hay detrás de los revoques de los murales; tratar de explicar racionalmente cómo en una capa de apenas unos milímetros de espesor, puede caber tanta profundidad, tantas cosas dichas, tanta creatividad revocada, tanta simbología sobre la pared misma hecha paisaje. Sin temor a equivocarme, me atrevo a decir que los murales son -como escribiera Goya- esencialmente, “tiempo pintado” (en nuestro caso tiempo revocado) . Tiempo y saberes compartidos generan entre les participantes una dinámica muy especial, donde la creatividad, la empatía, el compañerismo son tan indispensables como cada una de las herramientas.
En definitiva, lo que me mueve al realizar los talleres es contribuir a la formación y capacitación de aquellas personas que participan, y que al término de la actividad vean el mural realizado y sientan orgullo de sus grandes o pequeños logros y de los resultados alcanzados, que se sientan capaces de replicar lo aprendido y por sobre todo que se diviertan y acaben las jornadas con alegría.
Natacha Hugon
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