Historias que abrigan

Jun 2, 2022 | Una manera de hacer | 0 Comentarios

por MARCELO MELO A las puertas de un nuevo invierno, fuimos al encuentro de trabajadoras del tejido en el telar, quienes alojan saberes populares heredados de generación en generación. Unimos Argentina, con una misionera y dos chubutenses, más el aporte de una ingeniera del INTA. Desde tiempos pretéritos, mucho antes de la Primera Revolución Industrial, en […]

por MARCELO MELO

A las puertas de un nuevo invierno, fuimos al encuentro de trabajadoras del tejido en el telar, quienes alojan saberes populares heredados de generación en generación. Unimos Argentina, con una misionera y dos chubutenses, más el aporte de una ingeniera del INTA.

Desde tiempos pretéritos, mucho antes de la Primera Revolución Industrial, en épocas pre-coloniales, la producción textil en telar manual significaba mucho más que un trabajo para elaborar prendas, principalmente encarnaba el abrigo para enfrentar el frío intenso. Mujeres y hombres de antaño no solo creaban prendas y objetos útiles para la vida cotidiana de la población sino que el telar -como herramienta- se convertía en un importante elemento de desarrollo económico que involucraba, en su utilización, a toda la familia.

En Argentina, nuestros ancestros desde las descendencias de generaciones que habitaron antes del siglo de la Revolución de Mayo y posterior Independencia hasta la actualidad, se fue hilando el ritual de las familias tejedoras, transmitido generacionalmente y manteniendo vivo el legado en las diferentes provincias del país, invitando a un cálido recorrido por el simbolismo cultural de cada una de ellas.

 Por su dedicación y proceso de producción, la diversidad de texturas y evolución de su desarrollo hoy es una costumbre de gran valor cultural.

Cuando se abandona el lugar de residencia y se abre ruta a distintos destinos, sea por el motivo que estimule tal viaje, una manera de adentrarse con la cultura que abreva en la zona a la que se arriba, es entrar en contacto con la producción artesanal que acumula -en sus genes el pasado que transportó al presente.

Yendo específicamente al nudo que estimula este trabajo, la labor de las tejedoras de telar, han recorrido ferias y lugares de exposición y comercialización entrando en contacto con este quehacer artesanal que fabrica de todo: ruanas, ponchos, mantas, suéteres, alfombras, y otras prendas más.

Valorando este rescate, El Buen Vivir fue al encuentro de tres trabajadoras del telar: una de ellas, Margarita Verón, habitante de la provincia de Misiones, de amplia experiencia y protagonista de numerosas ferias en todo el país y el exterior, reconocida docente y gran difusora de la actividad. Sumamos a ella el testimonio de dos tejedoras patagónicas,  Silvia Quintana y Mabel Segovia, de Comodoro Rivadavia, influenciadas ampliamente por la cultura mapuche.

En este encuentro intentamos unificar intenciones, búsquedas, rutinas y regiones. Consultamos también a la ingeniera agrónoma, Jimena Villafañe, de la filial comodorense del INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria), quien nos aportó sobre su experiencia en presentaciones en ferias y el proceso para que surja la imprescindible lana desde la esquila del vellón, cuestión que puso en práctica en un campo familiar.

Por último,  cabe agregar que este tipo de producción textil logró altos estándares de calidad e innovación que la posicionan en el segundo lugar del Registro Nacional de Artesanos.

Oficio heredado de  su abuela italiana

MARGARITA VERON

Margarita Verón nació en Jardín América, ciudad a mitad de camino entre la capital misionera, Posadas, y uno de los centros turísticos más visitados del país, Puerto Iguazú. Luego, se radicó en Buenos Aires, donde desarrolló su conocimiento general de telar de peine. Pero hubo una influencia anterior para llegar a su metier: “Nací, viví con mi abuela materna, arribada de Italia, tejedora. De allá llegó con su telar. Crecí con esa influencia, la miraba y miraba, así hizo que naciera mi interés. En CABA me preparé con distintos profesores, también en Vicente López con Mabel Di Leo que me acercó al diseño, moldería y rescate de telas. Eso fue en 1992”, comienza narrando, y agrega que su formación se completó “en la Casa de Salta, con Jesús, un profesor que me enseño la técnica del tapiz y con el que hice diversos cursos, hasta que llegó el momento de caminar por mi cuenta”.

Regresada a la tierra colorada, a Posadas, continúa comprometida con una labor que le encanta, difundir el oficio:  por ello ha dictado varios cursos en Buenos Aires -lo hizo en El Minutero (Escuela de Oficios) y en la Rural de Palermo-, también en ferias de Entre Ríos, Rosario y Capitán Sarmiento (provincia de Buenos Aires).

Tras el paréntesis al que obligó la pandemia, compartirá sus conocimientos en la Feria del Mercosur para artesanos argentinos, brasileños y paraguayos, incentivada por la Fundación de Artesanías Misioneras.

Margarita, háblanos de tu lugar y tu noble tarea con el telar

“Mi padre fue uno de los fundadores de la localidad en que nací, Jardín América. Dejó mucha entrega en su trayectoria, pionero puro, ocupó cargos desde Juez de Paz a Intendente, elegido por la gente. Fundó el primer club, la primera escuela. Analizando todo lo que dejó, quise seguir sus pasos y solicité un Taller de Artesanos –fundado por la Dirección de Cultura-, que hoy forma en este noble arte a quienes se interesen por él.

«Trabajo con hotelería en Puerto Iguazú; expongo en la costanera posadeña los fines de semana. Me uno a los artesanos de la comunidad guaraní que aportan su cestería, plasmo sus diseños y guardas en mis creaciones, urdimbre por urdimbre, lo le da certificación de origen a nuestros productos a los que trato de adosarles colores de nuestra naturaleza, el verde de nuestro monte, o de la tierra colorada. Poseo una gama variada de trabajo, sobre distintos materiales, con sedas y lanas mercerizadas, lanas y sedas hiladas, algodón hilado. A la par preparo alumnos/as, en la UPM (Universidad Popular de Misiones), gratuitamente».Y agrega: «en Italia, expuse en varias ferias y tuve mucho intercambio con artesanos de diversos orígenes del planeta. Ahora, destino mi tiempo a enseñar, transmitir y realizar algún que otro trabajo para clientes especiales que me piden pashminas de seda, el trabajo más fino y exclusivo que plasmo, y también realizo gasas prehispánicas. Amo el telar de peine y transmito su práctica, para que no se pierda en las generaciones venideras”.

¿Te involucras en la construcción del telar?

«Lo fabricamos con mi pareja, que es artesano. En un primer momento se dedicaba en su tiempo libre; cada vez le fue brindando más tiempo, a la par de su trabajo como carpintero. Hasta que dejó de ser un hobby y ya es parte de su oficio. Así, que hoy tejo y vendo telares, elaborados en mi hogar.»

¿Qué tomaste de la cultura guaraní?

«Las guardas que las fui plasmando en hojas cuadriculadas, una por una, para luego llevarlas a la tela. Es un trabajo muy solicitado por quien viene a visitar Misiones. Se plasman en manteles, individuales, pie de camas y almohadones. Hoy me dedico a transmitirlas en los cursos que brindo, tengo mucho rescate de esa cultura milenaria».

ADN Mapuche

Silvia del Carmen Quintana señala, a todos los que deseen conocer su historia como tejedora, que su inclinación nació de lleno con sus ancestros y el arte mapuche desplegado por su ADN: su abuela que tejía en Chile ponchos lisos en telar, hilando para terceros, era descendiente de tal etnia.

Explica que, junto a Rebeca Vega del colectivo de tejedoras, dio sus primeros pasos en el arte/oficio específicamente en telar mapuche hasta que en 2019 cursó la capacitación “Tejedora Telar Artesanal” en el Centro de Formación Profesional 652 que funciona en la Rural comodorense con la profesora Vanina Díaz quien le trasladó técnicas del telar mapuche o Huitral.Y explica sobre esta herramienta clave: “Es vertical, se puede trabajar sentado o de pie. Es fácil y en su versión más rústica se necesitan dos parantes y dos travesaños de madera. Se arma atando cuerdas y se le adhieren dos palos para ir dando forma a la urdimbre, entrecruzamiento y trama; se tejen ponchos, mantas, fajas, alforjas” 

Como resultado de sus elaboraciones, precisa que se dan tejidos firmes, cuyos colores y diseños adhieren a un lenguaje simbólico y representativo acerca de la forma de vislumbrar el mundo, por parte de la cultura mapuche.

“La mujer de esta etnia posee saberes complejos, gran creatividad y asombrosa habilidad en el manejo de las fibras. Para ellas: tejer es un don. Nosotras, las que reproducimos sus técnicas, debemos ser muy respetuosas. Antes de iniciar un trabajo tenemos que investigar profundamente qué significa tal o cual diseño”, agrega.

A la hora de hacer conocer los materiales que utiliza, nos comenta que es lana de oveja, hilada en rueca; también lana del tipo industrializada e hilo de algodón. Nos comparte que en la actualidad se encuentra realizando una capacitación en hilado y tintes con el fin de llegar a la materia prima desde su origen del vellón esquilado a la oveja.

“Nací en 1965 en Comodoro Rivadavia que desde entonces ha sido mi hogar. Desde pequeña estuve en contacto con el tejido a dos agujas, ya que mi madre nos realizaba los abrigos. Así que, como espectadora, fue mi primera maestra.Luego, en la primaria con una monjita llamada Victoria aprendí la técnica de crochet en la materia Labores que tenía por objetivo desarrollar potencialidades motoras, psicomotricidad fina, y que se incorpore como una herramienta para la vida. Me fui dando cuenta que los hilos tejían mi historia. Luego incursioné en el tapiz realizado en un bastidor de clavos y también en el telar María o de mesa”, cuenta con orgullo sobre sus orígenes.

Silvia Quintana destaca el aporte de la Dirección de Cultura comodorense, que posibilita comercializar la producción en las ferias barriales los fines de semana: “De esta manera nuestro producto llega a nuestros vecinos a la par que nos brinda capacitación para hacernos visibles y armar catálogos. Ahora, se intenta brindar una impronta a nuestras producciones con la identidad de nuestra ciudad”.

Premiada por Senado de la Nación

MABEL SEGOVIA

Mabel Segovia narra que su inicio en este noble oficio, se remonta a principios del siglo que cursamos. Comenzó con el tejido a crochet y a dos agujas, luego se volcó al tejido en telar vertical mapuche. Para este último se capacitó ampliamente: “Es una técnica muy difícil de aprender, lo logré; pasó el tiempo y fui premiada por la elaboración de un poncho, recibiendo una Mención Especial del Senado de la Nación. Esto te da una idea del camino que he recorrido”, inicia la charla con El Buen Vivir.

En este andar dio con el material que prevalece hoy en sus creaciones: “Hace diez años descubrí el fieltro. Una técnica milenaria, se cuenta que es el primer material textil realizado por el hombre antes que el tejido de trama y urdimbre. Lo utilizaban las tribus nómades de Rusia, Asia, Turquía, con el que llegaban a construir chozas. Imagínate!”.

Cuando se le solicita que profundice, explica: “Es fieltro húmedo, que consiste en compactar lana, por medio de fricción, agua, jabón y calor. Podes lograr mucho, crear objetos utilitarios, cuencos, estuches para anteojos, para teléfonos celulares, para tablets; todo eso realizo”.

También teje pashminas, chalecos, boinas, sombreros, bolsos y morrales.

 El material que utiliza es lana de oveja merino, ya que “es la que se tiñe e imprime  el estampado botánico, aplicando hojas y cortezas de árboles, también denominado eco print. Otro que utilizo  es el  fieltro seco, con una aguja especial, en la que impongo figuras de animales”.

Más allá de satisfacer sus necesidades económicas con esta labor, la tejedora comodorense resaltó otro gran beneficio: la relajación: “Mientras trabajo, siento la conexión total con el trabajo artesanal, me distrae de los problemas cotidianos, me relaja, es un vínculo puro, entre una y la creación”.

Finalizó contando que, junto a sus colegas Amanda Castro y Laura Cordero, llevan adelante el “Taller Hilando Huella”, con el que brindan capacitaciones en el Centro Cultural comodorense, en forma libre y gratuita.

“Es muy satisfactorio brindar un oficio, con salida laboral. Por un lado, en hilados y, por otro, en tintes naturales, en los que experimentamos con cáscaras de cebolla, corteza de eucaliptus, yerba mate, hasta que, ávidas por saber más, iniciamos un proyecto de investigación convocando a la bióloga Silvia González para ver qué otras plantas podían servir. De esa experiencia surgió editar un libro, del que soy coautora, titulado Patagonia: Escondites de colores”.

Desde el vellón al tejido

JIMENA VILLAFAÑE

Jimena Villafañe, ingeniera agrónoma, explica que el trabajo que se viene desarrollando desde la Agencia de Extensión Rural INTA Comodoro Rivadavia con las artesanas textiles, comenzó ni bien se radicó en esta ciudad, fomentando su interés hacia este trabajo que se incrementó por experimentar con la crianza de ovejas en su campo familiar situado en Sierra Nevada, Chubut:

“Un sin fin de solitarios viajes al encuentro de esta fibra, despiertan esta inquietud del ¿qué se hace con ella?… La junta de animales para la señalada y la esquila cerca de las fiestas de fin de año; la pelada de ojo (para que el animal pueda ver mejor), vacunar, largar los carneros y apartar animales viejos para el otoño… ¿Cómo esa lana sucia llega a esos tejidos?… ¿Cómo aprovechar esos vellones que quedan de las ovejas de color? La lana blanca se comercializa y sale para la industria. Pero esa oveja manchada, negra o con lunares marrones, ¿será posible darle un mejor destino que quemarla?…»- nos transmite con su relato de esos viajes al campo.

Por otra parte apunta, que lleva desde su adolescencia el gusto por el tejido de las técnicas tradicionales. Unos cuantos años después, tuvo la posibilidad de aprender tejido en telar mapuche:

“Eso sí, teniendo que aprender a trabajar el vellón desde su esquila que se encuentra en un estado muy  sucio. Así fue, transitar el proceso de manera artesanal: pre lavarlo con jabón blanco, cardarlo, hilarlo y torcerlo en huso o rueca, luego teñirlo con tintes naturales y llegar al entramado del telar de los pueblos originarios. Me atrapó la idea de unir los saberes del campo, con los de la urbanidad, aportando a la calidad de vida, para las que desarrollamos este deleite”, manifestó la ingeniera del INTA.

En 2015 tuvo oportunidad de participar en la Feria Puro Diseño en Buenos Aires, representando a Chubut. Luego, en Agroemprende, con la posibilidad de adquirir telares, ruecas eléctricas y a pedal, afieltradoras y cardadoras, en búsqueda de acelerar procesos de producción.

Actualmente, participa de plataformas virtuales, que abren otros canales de comercialización: “Estas acciones en red, permiten la continuidad, poder compartir nuestros tejidos patagónicos con lana merino local, transmitir saberes del campo y el trabajo en la urbanidad que tanta gratificación nos trae”, finalizó.  

Record Mundial

El 21 de mayo pasado, alrededor de 500 tejedoras mapuches de Chile rompieron un nuevo récord mundial al elaborar un tejido multicolor de un kilómetro de extensión.

Las mujeres elaboraron el extenso lienzo que representaba el relmü, arco iris en la lengua del grupo indígena, a orillas del mar en Puerto Saavedra a unos 750 kilómetros al sur de Santiago: «Estamos muy felices de estar acá, de poder ser parte de que la cultura siga permaneciendo en el tiempo junto con lo que es el telar;  son décadas de que esto se ha mantenido a través de nuestras abuelas», comentó Daniela Ancao, una de las artesanas.

El tejido utilizó una tonelada de lana de oveja Merino, proveniente de Tierra del Fuego, la que fue lavada y teñida por la cooperativa de artesanas de la comunidad de Puren.

Cuanta sabiduría urdida a través del tiempo, que aún respira.

 

https://www.facebook.com/Colectivo-de-Tejedoras-428243680645026

https://www.facebook.com/silvitaqui/videos/576345930284715/?flite=scwspnss

Redes que tejen encuentros


Quienes quieran ponerse en contacto con estas geniales creadoras, ponemos a disposición sus direcciones en redes sociales.


Silvia Quintana: Raíces de la Patagonia https://www.facebook.com/silvitaqui/


Mabel Segovia: Mabel E Segovia Artesana Textil
https://www.facebook.com/Mabel-E-Segovia-Artesana-Textil-106342784802402/


Margarita Verón: Marve Arte https://www.facebook.com/telardepeine @marve_telar en Instagram.


Jimena Villafañe: Pu Newen https://www.facebook.com/punewen y Instagram: pu_newen_cr

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