Todo empieza cuando las descubrís: no es que no estén, es que nuestros sentidos y nuestra realidad diaria no nos permiten percibirlas. Descubrirlas es entrar y volver al mundo del cual somos parte. Sí, no somos los únicos que vivimos en el planeta. Están en todos lados; en tu ventana, en tu jardín, en el mar, el río, la montaña y hasta en el edificio de un séptimo piso en plena ciudad de Buenos Aires. Solo es necesario levantar la vista y agudizar la audición.
Recuerdo el día en que las descubrí realmente, no hubo vuelta atrás. No podía comprender como todo eso estaba ocurriendo arriba mío y nunca lo había notado. Aves de todos los tamaños y colores buscando comida, interactuando entre si y realizando sus actividades, al igual que nosotros.
Sumergirse en el mundo de las aves es un camino de ida. Permite reconectar con nuestro interior, con los seres vivos y la biodiversidad que nos rodea, con el ambiente en el que vivimos, del cual somos parte y tenemos la responsabilidad de conservar. Nos lleva a lugares donde abunda la naturaleza, nos permite agudizar nuestros sentidos, respirar aire puro y complementar nuestro bienestar después de largas caminatas en busca de alguna especie.
Las aves son indicadoras de un ambiente sano, son parte de nuestra historia y nuestro patrimonio, así como toda la naturaleza que nos rodea.
Los y las invito a descubrir el mundo de las aves. No a mirar, sino a observar y observarnos. A continuación, les comparto algunas de mis fotos en diferentes provincias de Argentina. Saludos. Julieta
Por Julieta Mangas – Técnica en Manejo, Gestión y Conservación de Biodiversidad.
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