2019 me encontró con Vale Pugni queriendo reparar su casa construida en parte con técnicas de bioconstruccion (en tierra), ya que venía sufriendo de un gran deterioro según pasaba el tiempo.
Así Vale en sus búsquedas de cómo poder reparar esa parte de su vida, asistió al taller de Hernán Durigon que brindó acá en Rada Tilly sobre estucos (técnicas de terminaciones a base de cal, yeso, arena, etc).
Primero dudé de emprender este camino, sabía que sería desafiante, pero intuí que sería parte de mi proceso personal enfrentar esta posibilidad y todo lo que me ayudaría a crecer como bioconstructora.
De los errores muchas veces se aprende más que de los aciertos creo.
Así armamos cuadrilla con Caito (Carlos Paredes) y Santi ( Santiago ivanoff) al que se sumó Ale (Alejandro Ivanoff) y nos preparamos para el emprendimiento.
Pero… Llegó el 2020 y la cuarentena del encierro, pandemia de por medio, miedo e incertidumbre.
Y quedamos esperando en ese encierro loco, donde convivimos entre las paredes de nuestros hogares, donde el patio fue un parque extenso, donde ir a la farmacia fue un viaje casi al exterior, donde salir a caminar te convertía casi en un delincuente; loco, loco encierro, donde supimos ver con otros ojos nuestra casita, nuestra habitación, nuestras vidas, nuestros compañeros, donde algunos arreglamos hasta el último rinconcito postergado de nuestro espacio.
Hasta que surgieron los permisos de circulación para trabajar. Otra vez parecía que estabas fuera de la ley por ir a trabajar en cada control que te paraban.
La primera salida hasta la casita de Vale, desde Rada Tilly hasta km 12, fue como tomar la ruta y salir de viaje, aunque en el baúl, no llevábamos valijas, sino baldes, espátulas, fratachos, escalera, mamelucos, guantes, la viandita de frutas y el equipo de mate.
La reconstrucción nos llevó un otoño, un invierno, una primavera y un poquito del verano de ese 2020 atípico, asistiendo de tres a cuatro días por semana, cinco horas diarias. Entre aislamientos por covid de cada una de las personas de la cuadrilla .
A lo que se sumo en lo personal el inmenso golpe en el alma por la pérdida de mi madre y el aferrarme a esta tarea casi mecánicamente, como el acto de respirar para poder seguir.
Así refuerzo esa idea de que el trabajo que se ama, sostiene y el equipo acompaña.
La casita fue cambiando su piel, fue soltando sus partes rajadas y descascaradas.
Nos fue mostrando sus debilidades, y así observando fuimos viendo qué podíamos reforzar, mejorar, reparar y embellecer.
Aca se ve el deterioro por ingreso de agua
Tapada de estructura metálica 
Descascarada de revoques
Agradecidos de esta gran posibilidad de aprendizaje que nos daba.
Y siempre asistidos por nuestros maestros que estaban atentos respondiendo todas nuestras consultas (video, audio y foto de por medio): Hernan Durigon y Natacha Hugon ,quienes nos habían formado en sus viajes a Rada Tilly.
Uno de los problemas principales que detectamos fue la falta de un buen dimensionamiento en la quincha de la estructura de dos pisos del volumen de la escalera, por lo cual el movimiento producido por el viento hace que los revoques rajen desde adentro.
La falta de buenos aleros protectores tanto en los muros como en las ventanas, la exponían a la erosión del agua, potenciando el deterioro.
La falta de sellados en antepechos y encuentros entre carpinterías y muros, generaban el ingreso del agua.
Los revoques con mucha tierra arenosa y falta de tierra arcillosa y bosta, lo que llamamos falta de estabilización de la tierra, daba por resultado un revoque arenoso que se desgranaba.
Como nos dice Natacha Hugon la tierra tiene sus ventajas y limitaciones, como cualquier material (incluido el cemento y el hierro), conocerlas nos ayudan a tomar buenas decisiones.
Fuimos reconociendo estos causantes del deterioro y decidiendo cómo reparar. Descascaramos todos los revoques, y parte de la quincha suelta. Unimos la estructura metálica que se encontraba expuesta al resto del muro con maderas, telas y tierra para integrarla.
Protección de columnas metálicas
Tapada de estructura de madera
Rehicimos revoques gruesos y finos luego de hacer ensayos en el lugar con las tierras que teníamos (estabilizamos la tierra).
Caito reconstruyendo los revoques 
Santi aplicando el nuevo revoque fino
Todo lo aprendido fue puesto en acción, así sumamos la tuna, la ceniza, el engrudo de mandioca, la marmolina, el agua jabonosa, la cal; todos materiales naturales en esta propuesta de vivir en espacios sanos y construir cuidando el ambiente del que somos parte.
Revoques gruesos nuevos 
Vale tamizando bosta
Agregamos nuevos aleros, tanto en los techos como en cada ventana, rehicimos los antepechos, sellamos todas las uniones, para proteger los muros.
Rehicimos las patas de elefante, que son los zócalos de piedra en las paredes para protegerlas de las salpicaduras, al igual que colocamos canaletas con el mismo fin.
Nuevos antepechos y aleros de madera en ventanas 
Mejoramos las patas de elefante
Creamos las pinturas en base a cal, arena y pigmentos naturales. Nuevos colores y detalles se integraron.
pintura unificando el volumen 
Pintura: arena, cal,baba de tuna y pigmentos naturales 
alero en construccion
En el interior del volumen de doble altura la flor de la vida floreció en nuevas texturas y colores; la diosa de la llegada de la escalera brotó del muro con su nueva presencia, la serpiente zigzagueó en un movimiento libre trepando con sus escamas talladas en tierra y fibra.
Flor de la vida en reconstrucción 
Espacio doble altura terminado 
Relieves reconstruidos
En el dormitorio la propuesta del mural en tierra, en sintonía con Vale y su amor por nadar en aguas abiertas durante todo el año, creó un fondo de mar sereno, donde la sirena nada en aguas profundas, con sus escamas doradas- verde-azuladas, y su larga cabellera fuego.
En un paisaje donde el sol brilla de nuevo, con sus círculos cíclicos, con sus amaneceres y atardeceres, donde siempre es válido recomenzar, recapitular y reconstruir.
Atravesando todo lo que la vida nos brinda, con sus aciertos y derrotas, sabiendo que todo es parte del camino, donde siempre, siempre el aprendizaje será eterno.
Mi invitada en esta estación otoñal en la sección de BIOARQUITECTURA, nos relata su experiencia en la reconstrucción de su casita.
La Ampliación de CASA AMAR Y YA con barro:
Por Valeria Pugni
Decido comenzar la ampliación de mi casa aplicando la construcción en barro porque siempre me sensibilizó esa manera de construir, y creo que fue la mejor decisión para definir lo que quiere transmitir la CASA.
El diseño ecológico y sustentable en armonía con la tierra, en coherencia con la misión de este espacio.
Al comenzar la construcción se abrió un espacio de curación personal sin lugar a dudas que me invitó a realizar un gran viaje de exploración, dándome una visión creativa, un canal por medio del cual puedo expresar y reconectar con los ciclos de la vida.
Desde el año 2010 abrí cuatro casas de bienestar en Comodoro Rivadavia y Rada Tilly (Luria Assua, Puente Arco, Amarvida, Ola en Esfera) para compartir con la comunidad, brindando kundalini yoga, terapias holísticas, talleres y muchas otras actividades; pero cuando decido comenzar la bioconstrucción en esta CASA al fin logro conectar técnicas naturales, que entienden el mensaje que quiero transmitir.
En sus inicios convoqué a un arquitecto especializado en permacultura para diseñar la ampliación de la casa. La construcción daba inicio y todo el proceso de levantar las paredes y techo quedaba como una gigantesca escultura que se modelaba continuamente. (desvinculado luego de la construcción).
Con el tiempo apareció Gabi Melo como una gran rescatista y cicatrizadora de heridas a corazón abierto. La ardua tarea de reparar, reconstruir y remodelar lo hecho, ella y su equipo de trabajo humano Caito, Santi y Ale han aparecido en plena pandemia, durante todo el año a trabajar intensamente y con amor en la casa.
Estos lenguajes de patrones del pasado y del presente se sumaban a la plasticidad emocional que me proponía un encuentro directo con la causa… “si has pasado ya lo peor ahora vendrá y harás lo mejor.”
Alientos al alma para un tiempo de mí historia que encarné en el mundo de la construcción sin saber muy bien la dinámica de este campo bastante desafiante.
Cuando las paredes volvieron a ser intervenidas, el clima fue favorable y auspicioso y se pudo continuar hasta unir ambos extremos de la realidad.
Esta segunda vez ya dispuesta a adquirir gran resiliencia.
Este proceso de “reparación constructiva» me propuso seguir investigando en la experiencia directa que procura alcanzar un nivel sensible más humano, cíclico y donde los patrones de la madre naturaleza guían nuestros pasos.
Y considero profundamente que la sutileza, respeto, atención, cuidado, acuerdos validados y percepción directa es tarea fundamental para esta técnica que permite realizar construcciones sumamente profundas.
Para el toque final un mural en barro con una sirena, el símbolo de la flor de la vida gigante en una de las paredes de la escalera, una serpiente tallada en barro de dos metros que sobresale de una columna.
La culminación de la casa se da con la construcción de un maravilloso jardín zen creado por Servicios Integrales de Jardinería e Iluminación Martín Murua, con la creación de un fogón exterior, canteros, sistema de riego, plantas autóctonas y árboles que completaron este espacio sagrado, armonizando el equilibrio natural .
Ahora podemos decir que estamos listos para recibirlos.
Casa AMAR Y YA es un espacio holístico que ayuda a hombres y mujeres para lograr el bienestar físico, mental y espiritual que cada persona necesita para tener una vida saludable, gozosa y consciente.
Brinda el acompañamiento necesario a través de diferentes herramientas de autoconocimiento desde la visión del Kundalini Yoga, la Meditación, el Arte y las Terapias Alternativas Complementarias.
Un lugar mágico ubicado en el este de km 12 en la Patagonia Argentina, donde se vive la transformación del ser para comprender el lenguaje de nuestra evolución y descubrir, quiénes somos y hacia dónde vamos.
Valeria Pugni
https://www.instagram.com/valeripugni/
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